En mi familia hemos tenido y tenemos colchones Aspol, en concreto un viejo pero bien conservado Cumbre, un Kouba y un Sar. En 2009 adquirí un Samarcanda. En 2011 vinieron a verlo a casa un responsable del dtpo. de calidad, ya que la tapa del arcón presentaba moho y hacía ruido. Me cambiaron 1 amortiguador y lo del moho lo achacaron a que una de las personas que dormía en él transpiraba bastante. Te sorprende cuando vives en un piso calefactado y de excelentes calidades de construcción, ventilas tu habitación a diario y mantienes unas perfectas normas y costumbres higiénicas.
Tras un divorcio y los problemas que generan, dejando a un lado lo menos importante y por tanto exiliado del colchón desde hace más de tres años la persona de la transpiración excesiva les envío una reclamación por mail este año ya que el colchón huele a humedad y presenta pintas de color naranja y ni se dignan a contestar después de reenviárselo. Lo más sorprendente ha sido la contestación al teléfono: no atendemos a particulares y su colchón está fuera de garantía. La tienda en donde lo adquirí ha cerrado y les he adjuntado la factura de compra. Me han hablado de los particulares como si fuésemos de otra galaxia cuando somos los consumidores finales, los que hacemos que el negocio funcione o no. Hice una reclamación en cuanto al tema de la humedad dentro de la garantía y no se dignan ni a analizar el por qué un colchón de 825 presenta ese problema.
El tono ha sido muy poco profesional no te vamos a cambiar el colchón, cuando yo no se lo he pedido, tan sólo les he dicho que querría que me explicasen de donde proviene el problema. Coincido también con otros comentarios: el colchón estaba deformado al año de uso. En fin, nunca más recomendaré a nadie un colchón Aspol y desde luego mucho menos el trato que brindan a sus clientes, esos, los particulares